INTRODUCCIÓN.
A lo largo del presente año se cumple el centenario de la publicación de la primera edición del Compendio de psiquiatría infantil del catedrático español Augusto Vidal Parera [1]. En aquel entonces realizó una precisa descripción clínica del comportamiento de niños que padecían lo que hoy en día denominamos trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH). Durante los últimos años se han publicado diferentes trabajos que han aportado sólidas evidencias de la validez del diagnóstico del TDAH en adultos [2]. Los estudios familiareDuis dignissim mi ut laoreet mollis. Nunc id tellus finibus, eleifend mi vel, maximus justo. Maecenas mi tortor, pellentesque a aliquam ut, fringilla eleifend lectus. Maecenas ultrices tellus sit amet sem placerat tempor. Maecenas eget arcu venenatis, sagittis felis sit amet, dictum nisl. Orci varius natoque penatibus et magnis dis parturient montes, nascetur ridiculus mus. Phasellus vitae vulputate elit. Fusce interdum justo quis libero ultricies laoreet. s, de gemelos y de niños adoptados demuestran un elevado grado de agregación familiar [3,4]. Estos resultados sitúan al TDAH como un trastorno neuropsiquiátrico de elevada carga genética.
DESARROLLO.
Los trabajos clínicos realizados por diferentes grupos han mostrado que el TDAH presenta un elevado grado de agregación familiar [3,4]. Los estudios de gemelos ofrecen valores de concordancia entre el 50% y el 80% en gemelos monocigóticos, y alrededor del 30% en gemelos dicigóticos, datos que permiten calcular valores de heredabilidad en torno al 60-70% [5]. El TDAH es un trastorno con una etiología compleja, causado por la contribución aditiva de varios genes de efecto menor y factores ambientales [6]. La acción combinada de variantes polimórficas funcionales en un cierto número de genes crearía una susceptibilidad al trastorno que no se expresaría en todos los ambientes [5].
En torno al TDAH, uno de los aspectos que más interés y a la vez controversia ha generado entre los clínicos es la persistencia o no del trastorno más allá de la adolescencia. En la actualidad, este aspecto está suficientemente contrastado, ya que los estudios de seguimiento hasta la edad adulta muestran una persistencia del TDAH superior al 50% [2]. Los ensayos clínicos realizados en muestras de adultos con metilfenidato o atomoxetina han mostrado respuestas similares a las referidas en niños y adolescentes [2]. Por otra parte, los estudios clínicos han evidenciado que el 15% de niños con TDAH tiene algún padre con TDAH, mientras que la prevalencia de TDAH es superior, de un 57%, entre los hijos de padres con TDAH [7]. En el mismo sentido, el grupo de Biederman observó una prevalencia de TDAH cuatro veces mayor entre los padres de los adolescentes en los que persistía el trastorno desde la infancia, en comparación con los familiares de los pacientes en los cuales el TDAH remitió en la adolescencia [8]. Faraone afirma que, desde una perspectiva familiar, no sólo el diagnóstico de TDAH en adultos es válido, sino que con los datos actuales puede ser un diagnóstico incluso más válido que el de TDAH en la infancia [9].
Los estudios sobre genética molecular del TDAH incluyen algunos análisis de ligamiento a escala genómica en familias, pero sobre todo estudios de asociación con genes candidatos. Estos últimos se han centrado en los sistemas de neurotransmisión relacionados con la fisiopatología del trastorno o con la respuesta favorable a psicofármacos. El sistema dopaminérgico es uno de los más estudiados, y el gen más consistentemente asociado al TDAH es el gen del receptor dopaminérgico D4 [9].
El gen del transportador presináptico de dopamina (DAT1) también se ha asociado de forma repetida en distintos estudios. Otros genes del sistema dopaminérgico que se han implicado en el TDAH son el del receptor DRD5 y la dopamina β-hidroxilasa (DBH), esta última común también al sistema noradrenérgico [10]. El sistema serotoninérgico también se ha implicado desde un punto de vista molecular, a través de los genes del trasportador presináptico de serotonina (5HTT), del receptor serotoninérgico 5HT1B y de la proteína neuronal SNAP-25 [10]. Los receptores noradrenérgicos α2A (ADRA2A) y α2C (ADRA2C) se han asociado con el trastorno [9]. Los resultados con el gen que codifica la catecol-O-metil transferasa (COMT) han sido dispares, mientras que se obtienen en general datos positivos con el gen de la monoamina oxidasa A (MAOA) [9]. Dentro del grupo de las neurotrofinas se han realizado estudios con el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), con resultados discrepantes. [11]
Se han obtenido distintos modelos animales que sugieren también la implicación de los sistemas dopaminérgico, serotoninérgico y noradrenérgico, entre otros, en el TDAH. Así, los ratones knockout para los genes DAT1, DRD1, DRD2, DRD3, COMT, BDNF, 5HT1B y 5HT4 presentan combinaciones de rasgos relacionados con la patología, como la hiperactividad, la agresividad, la ansiedad o incluso una buena respuesta terapéutica a algunos psicoestimulantes [12]. El TDAH también es un buen modelo de estudio para evidenciar la interacción entre la carga genética y factores ambientales, como el fumar o beber durante el embarazo [13,14].
CONCLUSIONES.
El TDAH es un trastorno con una elevada carga genética, de herencia compleja y modulada por factores ambientales. Las muestras de adultos con TDAH pueden ser un buen modelo para el estudio de las bases genéticas del trastorno. Los genes del sistema dopaminérgico DRD4 y DAT1 son los que más ampliamente se han asociado al TDAH.
AUTORES.
J.A. Ramos-Quiroga a,b, M. Ribasés-Haro a, R. Bosch-Munsó a, B. Cormand-Rifà c, M. Casas a,b
REFERENCIA
Recuperado de: https://pdfs.semanticscholar.org/ef27/846fda7dd3ed95202c92d868a80655701181.pdf